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“En Le Thor, Heidegger impartía su seminario bajo la sombra de unos frondosos árboles. En algunas ocasiones, en cambio, salían fuera del pueblo, caminando en dirección a Thouzon o hacia el Rebanquet, y entonces el seminario tenía lugar frente a una cabaña perdida en medio de un olivar. Un día en que el seminario llegaba ya a su fin, y los alumnos le asediaban con preguntas, el filósofo contestó tan sólo: ‘Vosotros podeís ver mi límite, yo no puedo’. Años antes había escrito que la grandeza de un pensador se mide por la fidelidad al propio límite interno, y que no conocer este límite –y no conocerlo por su proximidad a lo indecible- es el regalo secreto que el ser, raras veces, puede hacer.”
Giorgio Agamben, "Idea de la prosa".