24 junio 2011

El tiempo en ruinas














“Contemplar unas ruinas no es hacer un viaje en la historia, sino vivir la experiencia del tiempo, del tiempo puro. En su vertiente pasada, la historia es demasiado rica, demasiado múltiple y demasiado profunda para reducirse al signo de piedra que ha escapado de ella, objeto perdido como los que recuperan los arqueólogos que rebuscan en sus cortes espacio-temporales. En la vertiente presente del tiempo, la emoción es de orden estético, pero el espectáculo de la naturaleza se combina en esa vertiente con el de los vestigios. Sucede a veces que contemplamos un paisaje y extraemos de él una sensación de dicha tan vaga como intensa. Cuanto más ‘naturales’ son esos paisajes (cuanto menos deben a la intervención humana), tanto más la conciencia que llegamos a tener de ellos es la de su permanente o, al menos, de una muy larga duración que nos permite medir por contraste el carácter efímero de los destinos individuales. Con todo, al espectáculo de la perpetua renovación de la naturaleza puede unirse también el sentimiento reconfortante de una totalidad que trasciende esos destinos –o en la cual se funden-, el sentimiento de la intuición panteísta o materialista del ‘nada se pierde, nada se crea’. La naturaleza, en este sentido, anula no sólo la historia, sino también al tiempo”.

Marc Augé
"El tiempo en ruinas". Por acá.